La gestión de la crisis del Covid19 en salud mental
Director enfermero y de Atención Directa. Sant Joan de Déu. Terres de Lleida
Presidente de la Associació Catalana d’Infermeria de Salut Mental
La pandemia por Covid19 ha supuesto toda una prueba de estrés para la población general y para los profesionales del ámbito de la salud. También para los que nos dedicamos a la salud mental.
Nuestros equipamientos y los stocks de material de las entidades que nos dedicamos monográficamente a la salud mental no estaban diseñados ni preparados, por defecto, para enfrentarse a situaciones como las actuales.
El uso de EPI, definir zonas de aislamiento, confinar a los usuarios en un doble confinamiento debido al hecho que supone estar ingresados -en ocasiones involuntariamente- y extremar las medidas higiénicas y sanitarias, ha sido todo un reto del que, de momento, nos estamos saliendo, pero con dificultades y un gran esfuerzo por parte de todos los profesionales implicados.
Esta pandemia nos ha tensionado a todos y todas, especialmente, en tres cuestiones que nos han conectado más que nunca con este entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) en el que vivimos y del que tanto se ha hablado en los últimos tiempos. Son las siguientes:
- A pesar de los antecedentes de países cercanos, ha aparecido de manera repentina. Ha sido el black swan de salud de nuestra generación.
- Nadie está exento. Ha afectado a toda la población mundial, muy especialmente a las personas mayores.
- Y su duración es todavía incierta.
Aquellos que dieron crédito a las alarmas que ya sonaban en nuestro entorno y tomaron las primeras medidas, con gran agilidad de respuesta para proteger sus colectivos, ganaron un tiempo muy valioso.
Hay tres acciones que considero que han sido claves para lograr cierto éxito, si podemos referirnos de esta manera:
- Aumento previsor de los stocks de EPI a las instituciones de salud mental, considerando de nuevo que no son materiales de nuestra praxis diaria habitual y era evidente que habría carencias.
- Difusión a través del correo electrónico y partir de los mandos de toda la información publicada por los organismos oficiales desde el minuto -1 para concienciar a los profesionales de la gravedad de la situación en la que nos teníamos que enfrentar y cómo proteger y protegerse. La presencia y la comunicación de los gestores con sus equipos ha sido clave a la hora de resolver dudas, disminuir angustias y aportar rigor y criterio en la práctica clínica en unos momentos donde los protocolos cambiaban a diario e incluso en muy pocas horas.
- Implementación anticipada de medidas restrictivas a los dispositivos en cuanto a visitas, salidas, permisos y otros para proteger los colectivos de población más vulnerables.
Hay que detenerse en este último punto para hacer un merecido reconocimiento a todas las personas afectadas por trastornos mentales a los que esta situación les ha encontrado en situación de ingreso, haciendo que vivieran, pues, un doble confinamiento. No poder recibir visitas de familiares, realizar salidas terapéuticas, ni permisos y haber, en algunos casos, estar aislados en una habitación hasta determinar si eran o no positivos de la enfermedad, ha supuesto un plus de exigencia y sufrimiento psíquico nada fácil de afrontar.
Ellos y ellas nos han devuelto, de nuevo y como siempre, una infinidad de aprendizajes en cuanto a su capacidad de adaptación y de resiliencia, participando con los profesionales del cuidado de los espacios, aceptando, en beneficio de su salud y la de los otros, las medidas higiénicas y de confinamiento impuestas y resignándose al medio telemático como única vía de comunicación con sus familiares y, a menudo, con sus terapeutas de referencia.
Respecto a los profesionales también hay que felicitarnos por su capacidad de adaptación: incorporar a nuestro uniforme de trabajo materiales del que no hacíamos uso habitualmente como las mascarillas quirúrgicas y otros EPI, intentar respetar las distancias en unos entornos donde la proximidad, el contacto entre las personas y el vínculo son tan importantes no está resultando nada fácil.
Como tampoco lo ha sido el hecho de que nos hayamos visto obligados a modificar los horarios y turnos de trabajo para minimizar el riesgo de ser vectores transmisores de la enfermedad para las personas ingresadas y compatibilizar la asistencia con la vida personal y familiar. De nuevo, los profesionales de salud, también los de salud mental, demostramos que siempre estamos a la altura, cuando se nos pide.
El impacto emocional también la estamos viviendo los gestores y los que formamos parte de comités directivos. Todos, o la gran mayoría, hemos estado antes profesionales asistenciales, por lo que somos plenamente conscientes de que muchas decisiones no han sido fáciles de tomar porque conocemos su impacto.
Estar conectados las 24 horas del día, gestionando la crisis de salud, de material, intentando anticiparnos constantemente a lo que podía pasar, ayudando a contener las emociones de los profesionales y las nuestras propias, se ha convertido por momentos en algo agotador.
Se han tenido que tomar decisiones de manera muy ágil, conscientes de las repercusiones que tendrían para la logística familiar de los profesionales y para la vida de los usuarios, bajo la máxima de evitar contagios y preservar justamente esto, sus vidas.
Como siempre, y en moments de una crisis com la actual, la autenticidad, la honestedad y relacionarnos con los profesionales des de una visión de adulto a adulto, hablando con criterios de realidad y transmitiendo información fiable, es un valor en gestión. Quienes hemos intentado poner en práctica estos modelos de liderazgo confiemos encontrar nuestros equipos más fortalecidos ahora y en el futuro.