Destilar el conocimiento sobre Covid19
Por Gonzalo Casino, Ivan Solà y Xavier Bonfill
Centro Cochrane Iberoamericano, Barcelona.
Hospital de Sant Pau
En lo que va de año, se han publicado, difundido como prepublicaciones y puesto en marcha miles de estudios sobre la Covid19. Buena parte de la industria editorial ha levantado sus barreas de pago para hacer realidad, aunque sea de forma transitoria, la ciencia abierta. Esto ha facilitado la aceleración de los proyectos para una vacuna tras conocerse la secuencia del genoma del virus y la realización de ensayos clínicos y otros estudios para responder a preguntas urgentes. La maquinaria investigadora mundial se ha volcado de forma excepcionalmente rápida en un desafío científico, tecnológico y sanitario mayúsculo. Pero la crisis no es excusa para la excepcionalidad en el rigor metodológico, como advertía un reciente artículo en Science y también en “La volatilidad del conocimiento científico en tiempos de la Covid19”. La ciencia tiene su tempo, que no es el de las emergencias ni el del periodismo, y los atajos alimentan la mala ciencia, el despilfarro, la incertidumbre, el desconcierto y el conocimiento volátil.
Ciertamente, el problema de la mala ciencia, con sus resultados inciertos y problemas de replicabilidad, se ha venido incubando durante décadas. La comunidad científica sabe mejor que nadie cuánto estudio inútil y cuánta volatilidad hay en la investigación sobre la covid-19. A pesar del volumen ingente de estudios (solo al New England Journal of Medicine le llegan cada día 110-150 manuscritos sobre Covid19 y algún día hasta 200), hay todavía demasiadas preguntas sin respuesta con un mínimo de certeza. Desde las que se hace todo el mundo (¿cuándo tendremos una vacuna? ¿cuánto durará la pandemia?) a las más técnicas sobre la contagiosidad del virus, la respuesta inmunológica o la variabilidad individual.
Para responder las preguntas más importantes y apremiantes, hay que destilar la investigación disponible y separar el conocimiento volátil del que no lo es. Este es un esfuerzo urgente y necesario para recapitular lo que se sabe, conocer la certeza con la que se sabe y orientar la investigación posterior. Este trabajo de síntesis, que produce como piezas de mayor valor las revisiones sistemáticas, ha de ser necesariamente colaborativo. Con este espíritu en 1993 se creó la Colaboración Cochrane, con la misión de promover la toma de decisiones informadas en salud mediante la producción de revisiones sistemáticas de alta calidad, relevantes y accesibles, junto con otros productos de síntesis. Y es también el espíritu con el que está dando respuesta al reto que plantea la pandemia de Covid19.
El registro universal de estudios Cochrane sobre Covid19, una de las aportaciones más relevantes, cataloga cada día los ensayos clínicos y otros estudios en humanos, publicados o en marcha a nivel global, permitiendo búsquedas por tipo de diseño, objetivo, intervención, población, desenlace, etc. Este registro es una herramienta básica para ayudar a los investigadores a identificar la evidencia disponible, evitar duplicidades, priorizar temas y producir revisiones rápidas que permitan desarrollar nuevas intervenciones terapéuticas, diagnósticas y preventivas. Actualmente contiene unos 5.500 estudios, de los cuales 1.700 son de intervención.
Como respuesta a la pandemia, Cochrane está desarrollando revisiones rápidas (acelerando los tiempos de producción sin menoscabo de la calidad) sobre cuestiones relevantes en covid-19, de las que ya ha publicado cuatro (entre ellas, una sobre la eficacia de la cuarentena y otra sobre la eficacia del plasma de convaleciente). Para ello, ha creado un banco de preguntas remitidas por la OMS, los usuarios y grupos Cochrane de todo el mundo, entre otros agentes e instituciones, estableciendo un proceso para identificar las cuestiones prioritarias. Hasta la fecha, ha creado también seis colecciones especiales con revisiones sistemáticas actualizadas sobre temas relacionados con la Covid19, como son las medidas de prevención y control de la infección y la asistencia a distancia mediante la telesalud. Y ha definido además su plan de respuesta a la Covid19 para los próximos seis meses, con una veintena de cuestiones prioritarias.
Por parte del Centro Cochrane Iberoamericano y de la Red Iberoamericana, que aglutina los centros de España y los países iberoamericanos, se ha creado, entre otras iniciativas, el recurso evidencias Covid19, que contiene ya un centenar y medio de documentos de síntesis y análisis crítico de la evidencia sobre cuestiones de epidemiología, características clínicas, prevención y tratamiento, todo ello en español. Y ha integrado las recomendaciones y análisis derivados de estos materiales en la base de datos y metabuscador DianaSalud, junto con los ofrecidos por otras iniciativas como Choosing Wisely, NICE, Prescrire y la OMS.
La aportación de Cochrane al desafío de la pandemia se suma así a las de otras muchas instituciones, con la idea de aglutinar esfuerzos, evitar duplicidades, impulsar la medicina basada en la evidencia y reducir la incertidumbre. La ciencia no puede acabar con la volatilidad del conocimiento ni con la incertidumbre, pero puede ir reduciéndola, de forma colaborativa y coordinada. Está claro que hay mucho que mejorar, pero este parece el único camino. El momento de analizar lo que se ha hecho mal y se pudo hacer mejor todavía no ha llegado.
Ahora, no es cuestión de decantarse por una visión negativa o positiva de la situación, ni de contraponer visiones polarizadas sobre la mucha mala ciencia y los avances evidentes alcanzados en poco tiempo, sino de reconocer que las cosas están mal y mejor a la vez: mal por falta de respuestas a preguntas acuciantes, y mejor por todo lo que se está haciendo en colaboración. A pesar de los pesares, de la mala ciencia y el conocimiento volátil, persiste la confianza en que el conocimiento científico sobre la pandemia se irá abriendo paso más pronto que tarde para que también en relación con la covid-19 se intente hacer realidad la tripleta del lema de Cochrane: evidencia fiable y decisiones informadas para conseguir una mejor salud.